El principio de vibración "Lo semejante atrae a lo semejante", Deepak Chopra
Fotografía: Lavanda, ButterflyCapasia |
LA SABIDURÍA DE LA NATURALEZA
La piel es un órgano vivo, por lo cual
las sustancias químicas inertes no pueden devolverle la vida. Las
moléculas sintéticas no tienen inteligencia, o “conocimiento”
inherente de las células de los organismos vivos, que les permiten
preservar el equilibrio y la estabilidad interna. Para que sean
“vivos” las composiciones y los remedios tópicos para la piel
deben estar hechos únicamente a base de plantas, o cualquiera de sus
partes o extractos puros, los cuales son equilibrados por naturaleza
y rebosan de inteligencia -energía vibratoria- de la cual está
hecha la VIDA.
Por tanto, para que una composición
funcione se necesita, el equlibrio de las fuerzas vitales -” la
delicada red de la inteligencia”- que estructuran y mantienen el
cuerpo de la planta misma. Una molécula, de cualquier planta/flor,
por ejemplo, es químicamente la misma, se encuentre en la naturaleza
o se sintetice en el laboratorio. Sin embargo, una de ellas está
viva mientras que la otra no. Separada de la fuente de su
inteligencia, la molécula sintetizada en el laboratorio carece de
“savoir faire” para satisfacer las exigencias infinitamente
cambiantes de la vida y cumplir con sus reglas precisas de etiqueta;
se encuentra literalmente por fuera del círculo del complejo sistema
de retroalimentación del cuerpo. Cualquier composición llega al
torrente sanguíneo, las sustancias se mueven como una danza, éste
proceso falta cuando reemplazamos una composición viva por una
composición sintética.
Fotografía: Flor de Lavanda, ButterflyCapasia |